SANTUARIO PARROQUIA NUESTRA SEÑORA DE LOURDES

Gruta y Basílica. Quinta Normal, Santiago de Chile.


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FIESTA Y TIEMPO DE NAVIDAD

“Ha nacido el Salvador: Él es el Mesías, el Señor Jesús”.

Pesebre de Navidad

SIGNIFICADO DE LA NAVIDAD:

El significado de la Navidad no se puede entender sino es a partir del sentido del tiempo que lo precede: el Adviento. Desde la noche del 24 de diciembre hasta el día del Bautismo del Señor, celebramos la Encarnación de Jesucristo, haciéndose hombre, hermano nuestro. En la Misa se canta el Gloria, incluso en los ocho días siguientes a la Fiesta de Navidad. El color litúrgico de este tiempo es el blanco. Durante todo este tiempo, los templos y los hogares están adornados con el tradicional pesebre.

NAVIDAD, DIOS CON NOSOTROS:

El Nacimiento de Cristo hace visible la Encarnación: aparece en nuestra tierra el Enviado del Padre. Se inicia lo que tendrá su plena culminación el día de la Resurrección del Señor.

Lo radical en el origen de Cristo es la Encarnación. El que era Dios comienza a ser también Hombre. El Verbo, que era eterno, sin principio, tiene un inicio humano; entra en el tiempo y en la historia. “En Jesucristo, Verbo encarnado, el tiempo llega a ser una dimensión de Dios, que en sí mismo es eterno”. (S.S. Juan Pablo II). Desde entonces, Dios es hombre y un hombre es Dios, Jesús es el Emmanuel, Dios con nosotros.

En la Misa de Nochebuena, del 24 de diciembre, San Lucas narra la historia del Nacimiento de Jesús concebido en el seno de la Virgen María por obra del Espíritu Santo. “Mientras se encontraban en Belén, le llegó el tiempo de ser madre, y María dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre” (Lucas 2, 6-7). Jesús es uno de nuestra raza, hermano nuestro, gloria de la humanidad, semejante a nosotros en todo menos en el pecado.

Y en la Misa del Día, 25 de diciembre, miramos a la profundidad sin fondo de los tiempos y al origen sin principio del Verbo eterno que se encarna: “En el principio existía la Palabra (el Verbo) y la Palabra era Dios... Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros; y hemos visto su gloria, y la gloria propia del Hijo único del Padre”. (Juan 1, 1.14).

Pesebre

EL PESEBRE:

Durante el Adviento son típicos algunos signos que nos ayudan a preparar mejor la Navidad: la corona de Adviento, el pesebre y el arbolito de Navidad. Es conveniente que éstos se preparen EN FAMILIA O COMUNIDAD el fin de semana que corresponde al Primer Domingo de Adviento. Si no se puede en esa oportunidad, también puede hacerse después.

De la corona de Adviento ya hablamos en la página dedicada a ese tiempo litúrgico (click aquí), por lo que nos concentraremos en referirnos al pesebre, principal signo que recuerda el Nacimiento de Jesús. En cuanto al árbol de Navidad, solo tiene sentido cristiano cuando acompaña al pesebre sin desplazarlo en importancia, cuando mira hacia el Niño Dios.

Dios mismo inventó el pesebre, porque Él quiso que Su Hijo naciera en una modesta pesebrera de Belén, rodeado de unos humildes pastores, de animales y de la naturaleza. Se cuenta que San Francisco de Asís hizo una representación en vivo del Nacimiento de Jesús en el año 1223, instaurando una costumbre primero entre los franciscanos y luego entre las monjas clarisas. Desde Europa esa tradición llegó a América. En el siglo XVII comenzó a hacerse costumbre en las iglesias de nuestro continente la instalación de un pesebre con figuras frente a los altares. A las imágenes de la Virgen, San José y el Niño, se agregaban los Reyes Magos y los pastores y algunos animales. Toda la comunidad ayudaba a prepararlo con tierra, ripio, arena, género, arpillera encolada y aserrín, entre otros materiales.

En Chile, progresivamente se incluyeron algunos elementos propios de nuestra cultura y geografía: trigo en fuentes de greda con tierra, canastos de mimbre, chupallas, frutos secos, etc. En algunos lugares se ponían juguetes tradicionales junto al niño (trompos, emboques, runrunes, caballitos de madera, matracas, palitroques, carretillas). Frente al pesebre las familias dejaban regalos: primero eran los productos de las mismas familias (frutas, verduras, platos de comida). Luego regalos para los niños de menos recursos.

Hoy, en muchas iglesias las comunidades se esmeran por preparar un bello pesebre usando todo tipo de materiales, bambú, piedras, plantas, arena, tierra, etc. Pero también esta tradición ha llegado a los hogares. En muchas familias progresivamente el pesebre ha pasado a convertirse en el símbolo principal de la Navidad.

Niño Jesús

Las figuras en el pesebre se pueden poner todas desde el Primer Domingo de Adviento, exceptuando la imagen del Niño, que suele ponerse el día 24 de diciembre por la noche; o bien, ir colocándolas de a una en una los días de la Novena previa a la Navidad.

El 24 de diciembre, tanto en la Misa del Gallo como en los hogares, se vive solemnemente el momento en que la figura del Niño Jesús se coloca en el pesebre. Ese momento se puede acompañar cantando “Noche de Paz”, “Gloria cantan en el Cielo” u otro villancico.

El pesebre permanece armado al menos hasta la fiesta de la Epifanía o hasta el día del Bautismo del Señor.

Sagrada Familia

LA SAGRADA FAMILIA:

El domingo posterior al 25 de diciembre contemplamos a los protagonistas de Navidad: a Jesús, María y José: la Sagrada Familia. Los evangelios de ese día relatan tres importantes acontecimientos de los primeros años de Jesús junto a su familia: en el Año A, la huida de José y María a Egipto con el Niño Jesús, para escapar de Herodes, quien había mandado a matar a todos los niños menores de dos años de la época (Mateo 2, 13-15.19-23); el ciclo B nos muestra la Presentación de Jesús en el Templo (Lucas 2, 22-40), mientras que el C nos narra la pérdida y el posterior hallazgo del Niño Jesús en Jerusalén, cuando tenía doce años (Lucas 2, 41-52).

Como se puede ver, especialmente en los ciclos A y C, la Sagrada Familia vivió tiempos difíciles, así como ocurre en todas las familias del mundo, pero esta fiesta nos ofrece el gozo de una familia unida y evoca los grandes valores que toda familia sana entraña. En la Sagrada Familia se vivía el amor, el respeto, la serenidad y la armonía. Nazaret no es tanto poder ni prestigio, es testimonio del valor del trabajo hermanado con la oración. En esta solemnidad oramos para que se impulse la vida cristiana en cada familia.

Cuando el domingo siguiente a Navidad es el 1° de enero, la Sagrada Familia se celebra el 30 de diciembre, dejando para el día de Año Nuevo la celebración de la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios.

Epifanía

LA EPIFANÍA:

La EPIFANÍA es parte del tiempo de NAVIDAD. Significa “manifestación”. Jesús se da a conocer. Aunque Jesús se muestra al mundo en diferentes momentos durante su vida, la Iglesia celebra como Epifanía la Manifestación a los Reyes Magos (6 de enero o, como es el caso de Chile, el domingo posterior al Año Nuevo). Una estrella guía a los Reyes de Oriente para que visitaran al Niño Jesús recién nacido.

Para ser prácticos, la Nochebuena nos recuerda el acontecimiento mismo del Nacimiento de Jesús, el día de Navidad nos resalta la esencia de este acontecimiento: “la Palabra de Dios se hizo carne”, y la Epifanía conmemora el momento que Jesús se muestra a todo el mundo, mediante la estrella que guía a los Sabios de Oriente (Mateo 2, 1-12).

El domingo siguiente a la celebración de la Epifanía se recuerda otra manifestación, el Bautismo del Señor, culminando el tiempo de Navidad e iniciando el Tiempo durante el Año Litúrgico. (En aquellos países donde la Epifanía se celebra en domingo y cuando este cae después del 6 de enero, el Bautismo del Señor se conmemora el lunes inmediatamente siguiente a la Epifanía).

Procesión con la imagen del Niño Dios

PREGÓN DE NAVIDAD:

(Proveniente de la antigua Liturgia Romana)

Les anunciamos, hermanos, una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo; escúchenla con el corazón lleno de gozo:

Habían pasado miles de años desde que, al principio, Dios creó el cielo y la tierra e hizo al hombre a su imagen y semejanza; y miles y miles de años desde que cesó el Diluvio y el Altísimo hizo resplandecer el arco iris, signo de alianza y de paz.

El el año 752 de la fundación de Roma, en el año 42 del Imperio de Octavio Augusto, mientras en toda la tierra reinaba la paz, en la sexta edad del mundo, hace más de dos mil años, en Belén de Judá, pueblo humilde de Israel ocupado entonces por los Romanos, en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada, de María Virgen, esposa de José de la casa y familia de David, nació Jesús, Dios Eterno, Hijo del Eterno Padre y Hombre Verdadero, llamado Mesías, es decir, Cristo, que es el Salvador que los hombres esperaban. A Él sea el honor y la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

VÉASE TAMBIÉN “PARA UNA VIGILIA FAMILIAR DE FIN DE AÑO”

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